Finalmente, después de duras negociaciones, del compromiso de Marvel de trabajar en esta película sin obtener ganancias de su taquilla y  de un genial debut en Captain America: Civil War, es posible apreciar a detalle el regreso a casa de uno de los héroes favoritos de la gran mayoría de los ñoños comiqueros, como su seguro servidor.

A partir de hoy está disponible en salas de cine de todo el país la esperadísima Spider-Man Homecoming. Esta película, aunque no será lo que todos esperan, tiene todo para triunfar con fuerza en la taquilla y cimentar el camino para que otros estudios con derechos cinematograficos de personajes de Marvel se animen a seguir el ejemplo de Sony y buscar una mayor ganancia de la que podrían obtener por su cuenta (con las contadas excepciones de Deadpool y los X-Men, claro).

Pero entremos ya en materia…

Contexto:

Todos sabemos quién es Spider-Man, pocos tienen dudas sobre sus orígenes y, aunque quizá haya quien no sepa que su primera aparición fue en el cómic Amazing Fantasy #15 (el último número de una publicación que estaba siendo cancelada y un lienzo en blanco ofrecido a Stan Lee para hacer algo diferente y con más libertad) en 1962, es de sobra conocido, gracias a las versiones cinematográficas previas, cuál es su historia a grandes rasgos.

«Spidey» (para la raza) es un superhéroe «del pueblo», que estuvo entre los primeros en desafiar el esquema del «héroe perfecto» con una vida de ensueño sólo empañada por sus «problemas de héroe»; para Peter Parker la vida diaria y los retos cotidianos son tanto o más pesados de vencer que el peor criminal con poderes con el que se pueda topar… y ese ha sido uno de sus principales sellos desde su creación.

Pasando a la cinta, no es necesariamente un defecto, pero algo que a muchos espectadores les hará ruido es que esta vez se refleja cabalmente que Spider-Man es un adolescente real y no un adulto jugando a ser un muchachito (Tobey Maguire tenía alrededor de 27 años la primera vez que interpretó a Peter Parker y Andrew Garfield alrededor de 28), esto se traduce en un reparto lleno de adolescentes con los que a los muchos adultos que vemos este tipo de cintas, podría resultarles más difícil relacionarse.

Sin embargo, vale la pena señalar, para todos los que sientan que el drama adolescente está presente «de más», que este componente era muy dominante durante los primeros años de publicación de Spider-Man en los 60’s y una de las principales razones de su éxito.

Con todo y lo anterior, de alguna manera previniendo el peso que estos factores podían tener en la cinta de una forma negativa, Marvel Studios planeó una jugada inteligente y hasta estratégica cuando le pidieron a Jon Watts, el director, que tratara de emular en lo posible el estilo de la filmografía de John Hughes, director de cine famoso en los 80’s por sus películas de adolescentes originales y frescas, cuasi-de-culto, como Breakfast Club y Ferris Bueller’s Day Off (de la cual se cuela incluso una emblemática escena en algún punto de la cinta, durante una secuencia que incluso la homenajea). Este tono logra balancear el drama adolescente con una especie de humor muy efectivo que, si bien no es para todos, tiene más posibilidades de llegar a una audiencia más amplia que si se hubieran limitado a hacer una película de superhéroes convencional usando estos ingredientes… lo que tenía más altas posibilidades de haber terminado como un completo desastre.

Historia:

Tras la «batalla de Nueva York» (vista en The Avengers, en 2012), el contratista Adrian Toomes (Michael Keaton) logró un sueño al conseguir el contrato para limpiar las ruinas de la ciudad tanto de cascajo como de tecnología y cadáveres extraterrestres… sin embargo, después de realizar importantes inversiones y comprometer su patrimonio para cumplir con su trabajo, es echado fuera del juego por una nueva empresa llamada Damage Control, propiedad de Tony Stark.

Amargado y con el deber de buscar el sustento de su familia y sus empleados, Toomes guardó algo de la tecnología extraterrestre que logró recoger antes de ser echado y puso a sus hombres a trabajar en ella. En la actualidad Toomes tiene un negocio exitoso robando las sobras de la tecnología que puede conseguir de las batallas de los Vengadores y un traje bastante genial que se construyó para hacerlo con sigilo y efectividad.

Después del prólogo del villano, la película arranca con Peter Parker (Tom Holland) documentando su primera misión para los vengadores, que vimos en Civil War y que ahora se nos presenta «tras bambalinas», de la mano de un Peter más emocionado que niño en navidad. Sin embargo poco le dura el gusto, porque aunque Tony Stark (Robert Downey Jr.) le permite conservar su nuevo y flamante traje, lo cierto es que no tiene la intención de incluirlo pronto en los Avengers. Peter al principio no se da cuenta de esto, pues Happy Hogan (Jon Favreau) es puesto «a cargo» del joven, pero su supervisión se limita a no responder a sus mensajes y a tenerlo vigilado por GPS.

Así, Peter se ve forzado al heroismo de barrio, donde robos de bolsos, de bicicletas y ancianas con problemas para cruzar la calle son algunos de sus retos diarios; al menos hasta que atestigua el robo a un cajero automático de parte de un grupo de ladrones con armas de alta tecnología. Es de este modo que Spidey se siente obligado a sacar esas armas de las calles y descubrir quién está detrás de su distribución, para poder detenerlo… aunque tenga que pasar por encima de la autoridad de un Iron-Man aparentemente apático, quien siente que no le da importancia a su información y que lo trata como un niño.

Todo lo anterior, obviamente, forma un caldo de cultivo del que, como sabemos los que conocemos al personaje, va a surgir la «suerte Parker» (apodo que Peter tiene en los cómics para su usualmente ÉPICA mala suerte), que le va a hacer pasar muchos malos ratos dentro y fuera de su traje de héroe, antes de que tenga una verdadera oportunidad de probar lo que vale.

A Spidey lo acompaña, por un lado, un cast de adolescentes que va a ser ODIADO por los puristas, pero que, en términos generales, son en su mayoría bastante simpáticos, aunque sean producto de una aparente obsesión con la inclusión étnica de parte de los productores (lo que no es necesariamente malo si logran armarlo bien, como pasa aquí); además de, por el otro, los actores veteranos que ya conocíamos (y algún agradable cameo sorpresa que podría resultar inesperado para quien no sea muy adicto al internet) como Robert Downey Junior, Jon Favreau y Marisa Tomei.

Veredicto:

Sí, lo sabemos, odias que Flash Thompson no sea blanco y rubio; está claro que no te parece que transformaran a Ned Leeds, que debía ser un reportero de «El Clarín» (y futuro Hobgoblin), en Ganke, el amigo ñoño de Miles Morales; no cabe duda que no soportas que Zendaya sea un guiño a MJ (aunque técnicamente no sea Mary Jane Watson); nadie duda que te reviente el hecho de que Tony Stark sea tan influyente en la vida de Peter Parker… y que sólo toleras que la tía May fuera rejuvenecida porque Marisa Tomey es una mujer considerablemente atractiva para su edad. Ahora, ¡SUPÉRALO!, ve a la sala de cine con la mente abierta y disfruta de una rara mezcla entre Spider-Man y el cine de temática adolescente al estilo John Hughes.

Con lo anterior en mente, hay que decir que los personajes cumplen y los tenemos de todas las personalidades que un proyecto como este exije, desde Liz «no digas su apellido porque spoileas», la porrista popular que es el «crush» de Peter, pasando por Michelle, la antipática, trollezca y proto-Daria que es el personaje de Zendaya; para pasar a hacer zoom al Flash Thompson de ascendencia guatemalteca, que todo mundo confunde con un hindú y que aquí funciona más como un bully psicológico que como uno físico, interpretado por Tony Revolori; para finalmente llegar a Ned, el plagio descarado de Ganke, el mejor amigo de Miles Morales (el segundo Spider-Man del universo Ultimate, que ahora vive en el universo principal de Marvel, donde convive con el Peter Parker original), que es eficientemente interpretado por Jacob Batalon.

Este reparto puede parecer forzado, pero después de ver la película, tal vez lleguen a la conclusión de que arroja algo de frescura sobre la dinámica de un personaje que está en su tercera encarnación cinematográfica… si hay un momento para experimentar, dar vueltas de tuerca y cambiar reglas, etnias y dinámicas e intentar cosas NUEVAS, es sin duda este.

Y va llegando el punto donde hay que resaltar que, si entre ustedes hay quien no gusta del humor en las películas de superhéroes, tal vez deban alejarse de esta cinta… y, de paso, de Spider-Man en general, pues la comedia siempre ha jugado parte en muchas de sus historias. En una producción donde gran parte del peso argumental es llevado por adolescentes, el humor es necesario y, buscando emular parcialmente el estilo de John Hughes, logran hacer mucho de ese humor efectivo (no todo, vale la pena aclarar).

Por cierto, desde el principio se anunció que esta no sería una historia de origen (lo que en general es un GRAN acierto), por ello se puede apreciar que incluso se evitan las menciones al tío Ben… pero esta decisión llega a desarrollarse como una oportunidad perdida en una de las escenas culminantes, donde Peter necesita despertar su determinación y pasar un reto aparentemente imposible (que de hecho se siente como un guiño a «Amazing Spider-Man #33», cómic en que se vio una situación similar y donde el recuerdo de sus tíos lo ayudó a inspirarse), sin embargo aquí, a pesar de que se sentía necesario usar alguna pequeña referencia al tío Ben, aunque fuera sin la ya muy quemada frase de «un gran poder…», se decidió no hacerlo.

En resumen, Spider-Man Homecoming es una película disfrutable, divertida y que cumple la promesa de iniciar una saga del Hombre Araña con un inmenso potencial. Peca de algunas cosas que los detractores de Marvel no perdonan (aunque carece de algunas fallas que muchos daban ya por hecho al ver los tráilers) y con un reparto diverso, amenaza hacer estallar de coraje la cabeza de más de un purista de los cómics. La película no es perfecta, pero es bastante buena y sí vale la pena pagar por verla. Probablemente el título de la mejor película de Spidey todavía le pertenezca a «Spider-Man 2», de Sam Raimi, pero Homecoming sería la siguiente, no demasiado por encima de la primera parte protagonizada por Tobey Maguire, pero lo suficiente para estar cómoda por representar un primer paso en una dirección prometedora.

Calificación: 3.8 telarañas expansivas (de 5).

Dirige: Jon Watts.

Escriben: Jonathan Goldstein y John Francis Daley.

Actúan: Tom Holland, Michael Keaton, Jon Favreau, Zendaya, Donald Glover, Tyne Daly, Marisa Tomei, Robert Downey Junior, etcétera.

Lo Bueno: una mezcla afortunada de estilos que ayudan a asimilar mejor la comedia adolescente para un público más amplio; cameos divertidos (incluyendo uno inesperado y un troleo descarado al final de los créditos). No pueden dejarse fuera las referencias a futuros villanos, como Mac «The Scorpion» Gargan y, para todos los que resienten la presencia de Iron-Man, la respuesta final de Spidey a la aprobación de Stark es algo que podrían disfrutar.

Lo malo: que habrá quien no pueda perdonar la total inclusión y diversidad del reparto, que el humor, aunque efectivo, saturará a momentos a quienes sienten que no tiene lugar en este tipo de películas; el desperdicio de «Shocker» y la oportunidad perdida de, al menos, reconocer la previa existencia del tío Ben. (Además de algo más que, como califica como spoiler, no incluiré, pero tiene que ver con cómo suele escalar la rivalidad entre Spider-Man y sus antagonistas en el cine, esa es una de las pocas fórmulas que aquí no cambiaron).

El “no la chifles que es cantada”: el final, que aunque no estuvo mal, sí fue un giro arriesgado para la primera película de la franquicia. Además, si no estuviera anunciado que Sony planea una película con la Gata Negra, habría existido tentación de asociar a cierta muchacha con cabello platinado que apareció en el fondo de varias escenas en la escuela con Felicia Hardy; no se pueden quedar fuera de esta lista las múltiples funciones del traje de Spider-Man, especialmente «Karen» y, finalmente, el regreso de un personaje secundario, pero querido, de otra franquicia de Marvel, uno que ya se daba por perdido.

Trailer: