Si de algo se puede acusar a la red social Facebook, es, a partir de la introducción del filtro de color de la bandera francesa para las fotos de perfil, de iniciar el debate sobre una serie de temas importantes, trayendo a la mesa a todos, incluso a los interlocutores menos brillantes, por usar un eufemismo.

Usar el filtro con los colores de la bandera francesa en Facebook se volvió, para muchos jóvenes, un sinónimo de mediocridad, de falta de originalidad, de ser borrego… y los hizo hablar, para demostrarlo, de temas que a ellos mismos nunca les han interesado, sin hacerlos voltear a ver la propia incongruencia del punto que eligieron para defender su opinión.

Cuando Francia comenzó sus infames contraataques en la ciudad de Raqqa, aquellos apáticos a quienes el conflicto en Siria (que no es ninguna novedad) nunca les había importado, ahora saltaban a preguntar «¿Y las banderas sirias?», no porque les importara más que un reverendo comino, sino porque salivaban ante el prospecto de hacer sentir mal a quienes, por ir en manada, consideraban inferiores (sin voltear a sus lados para ver el enorme volumen que su propia manada de neo-borregos había ya alcanzado).

Pero bien, ok, esta generación de apáticos, para darle su «cachetada con guante blanco» a los que ven como borregos, decidieron expresar la injusticia contra Siria en la forma de inmisericordes bombardeos franceses, que igual le pegaron a ISIS que a una población civil siria que ya tiene mucho sufriendo a manos de todos los bandos.

Pero aquí va la contra, pues en ese ejercicio, como defensores (involuntarios, pero defensores) de los sirios, rápidamente traicionaron su posición cuando hoy agitó el escenario mundial Vladimir Putin, mandatario ruso, con sus escandalosas declaraciones de bully de patio escolar mundial: «Perdonar a los terroristas depende de dios, mandarlos con él depende de mí«. Y gran parte de toda una generación de gente que creía no ser borrega, se aborrega frente a un hombre con uno de los peores récords de derechos civiles en las sociedades modernas (¿Disidencia u homosexualidad en Rusia? ¡A la cárcel!).

Pero… ¿cómo manda Putin a los terroristas con dios? ¡De qué otra forma! ¡Igual que Francia! ¡Bombardeando Siria! ¡Sí! ¡Claro! ¡Esa misma Siria que esa misma generación que le aplaude defendía dos días atrás de a quienes llamaban «borregos»! Así es, Putin ya era parte de la iniciativa de bombardear a ISIS y lleva en ello varias semanas, en las cuales TAMBIÉN HA GOLPEADO CIVILES, dos hospitales, para ser preciso.

Así que sí, estamos ante una generación que le pide congruencia a los borregos, pero que caen a los pies del primer bravucón que parece alzar la voz más fuerte que los actuales amos del mundo… y parece ser precisamente ahí donde descansa el problema mayor.

Todo pareciera girar en torno a que esta generación de jóvenes rehuye a lo que considera de «acuerdo común» en la sociedad. Y poco parece importarle si esos acuerdos comunes se basen o tienen que ver con algo que sea verdad, ellos simplemente se niegan a aceptar lo que las mayorías aceptan. ¿Están las mayorías en lo correcto? ¡Qué importa! ¡Son las mayorías!

Obviamente vivimos en sociedades de contraste, llenas de todo tipo de contradicciones y vicios nacidos en y practicados por las mayorías. Las mayorías eligen ineptos para gobernar. Las mayorías siguen estupideces en la televisión. Las mayorías llenan de tonterías el internet. Así que claro, es natural que gran parte de toda una generación quiera huirle a lo que dicen, adoptan y quieren las mayorías… y ello debe llegar a un punto en que poco llega ya a importar si hubiera una, dos o varias cosas en que las mayorías de hecho pudieran tener razón, los pecados de las mayorías parecen, ante estos muchachos, ser tan graves que ya no importa realmente en qué puedan estar en lo correcto.

Esto vuelve a muchos anti-sistema, y ello a su vez se vuelve clave en un mundo gobernado por intereses empresariales de compañías multi-nacionales y política a modo de los intereses que se perciben como (y más de la mitad del tiempo son) imperialistas, especialmente a favor de Estados Unidos, quien todavía lleva el timón del mundo.

Pero todo eso lleva a estos muchachos a pecar de ingenuos, pues ya en estos canales y niveles de pensamiento e ingeniería social no se puede ni se debe ser ingenuo y se DEBE entender lo siguiente: está bien ser anti-sistema, pero sólo si se entiende que lo malo con el sistema no es que lo controlen los Estados Unidos, las empresas multinacionales o las poderosas naciones de occidente. Lo malo mora en el alma del ser humano y evocará versiones diferentes de los mismos males sin importar qué país tome el timón del mundo.

¿Realmente cree esta generación de jóvenes inconformes que si Rusia o China toman el timón del mundo, todo va a ser perfecto? ¡Espero que no!

Por eso vale reiterar que el problema no son los gringos, los rusos, los chinos, los franceses o los de medio oriente y, para esas, ni la religión cristiana, musulmana o judía… el problema es la sed de poder; para personas, países, movimientos, corporaciones e iglesias, porque todas son dirigidas por seres humanos y, teniendo poder, TODAS se comportarán igual.

Así que por peor forma que tenga el mundo con Estados Unidos como eje, si cambiamos ese eje por otro, sólo va a tener una versión diferente de los mismos vicios… una donde incluso a nosotros, en el país que vivamos, podría irnos peor (aunque parezca imposible). Y no, no es por defender a los Estados Unidos, que históricamente han sido y siguen siendo uno de los peores buitres del planeta, sino que se trata de señalar que quien por mantenerse firme en esa idea llega a olvidar que todos los demás países, empresas y personas en busca de poder son también buitres, peca de ingenuo… y el mundo ha llegado a un estado donde pecar de ingenuo ha ayudado tanto a mantener al mundo jodido como las más rapaces prácticas de los peores buitres del planeta, de los que Putin es tan parte como el rojo, blanco y azul de la bandera estadounidense.

¿Quieren llamar a la gente a despertar, muchachos? Para eso necesitan despertar ustedes primero, dejar de ser neo-borregos, pues este es su momento, su jugada y su turno en el tablero. ¿Están dispuestos?

Gracias por leer.

Actualización: La periodista que atribuyó a Putin la cita mencionada en este post se ha retractado, diciendo que no es acertada y que la tomó de una red social. Sin embargo, para los fines que este texto buscaba marcar como relevantes, lo importante del tema es la reacción a la cita de Putin. No deja de ser por ello pertinente, por supuesto, aclarar que esa cita es falsa.