Ayer un servidor pudo leer una opinión ATERRADORA (titulada «Arde París» por Fray Nelson), sobre cómo (ahora resulta), lo ocurrido en París es culpa de los franceses por «alejarse de dios» y, aunque no lo decía con esas palabras, básicamente insinuaba que deberían re-aprender ese valor de los terroristas.

No, señores, los conflictos impulsados por el extremismo religioso no se van a superar viendo quién invoca más fuerte el nombre de su dios; con todo respeto, para esa clase de competencia están los manicomios.

Y ello precisamente puede validarse entendiendo por qué el impacto de lo ocurrido en París fue tan grande y el de lo que ha ido ocurriendo en Siria y en toda la zona de medio oriente no lo ha sido, porque NO ES COMÚN en Europa y sí lo es en Medio Oriente.

Los lugares más civilizados del mundo son, precisamente, donde está más marcada la separación entre la iglesia y el estado y, en contraste, los peores, más salvajes y brutales lugares para vivir, donde poco o nada se ve por el bienestar de la población, porque se está muy ocupado regenteando para vigilar el cumplimiento de la letra pequeña de tal o cual libro sagrado (e históricamente siempre ha sido así) han sido las teocracias o los estados donde la religión (CUALQUIER religión) ha sido el poder detrás del poder.

Y sí, tienen absolutamente toda la razón los que dicen que la religión no es el problema, porque no lo es… de hecho, a través del SAGRADO derecho a la libertad de expresión (que en términos legales siempre debe buscarse que sea más importante que cualquier texto religioso), la gente de todas las religiones puede vivir en paz (o, en su defecto, en plena estabilidad interna en sus países).

El problema viene cuando a los representantes de una fe se les da el poder dentro de un sistema de gobierno, ¿por qué? Razones hay muchas y no pueden enumerarse todas, pero básicamente porque para quien vigila y guarda una fe, el texto prima sobre la gente, además de que dichos textos están abiertos a casi infinitos tipos de interpretaciones (y quien vigila la fe en un sistema que le da poder siempre podrá buscar una a modo), sin mencionar la falibilidad humana que, con poder, podrá llevar invariablemente al abuso… y un etcétera casi interminable.

Hace cientos de años ocurrieron las cruzadas, más tarde la inquisición, después vendría la conquista, a la par del exterminio de tribus indias por los protestantes en lo que hoy es Estados Unidos… le ha tomado mucho tiempo evolucionar a las diversas ramas cristianas que probaron el poder… pero más que haber evolucionado, fue, de hecho, PERDER EL PODER lo que les abrió el espacio para convertirse en verdaderas herramientas de mejora para sus practicantes (y eso cuando jerarcas eclesiásticos de tal o cual rama del cristianismo no están agitando las aguas con su intolerancia en algún tema controvertido).

Así que el punto es entender una cosa muy importante, el Islam está en un proceso evolutivo muy similar al que vivió el cristianismo hace siglos (y cómo no será si el primero nació varios siglos después), las teocracias y sistemas de poder que privilegian la religión han ido a la baja en el mundo musulmán, pero aún tienen mucho poder. Y lo que ha desatado esta parte violenta de la evolución de esa religión (que el cristianismo ya vivió, superó y maduró) es que las fuerzas políticas de occidente hayan querido meter demasiado su cuchara en la zona y le hayan dado a los extremistas un «enemigo» con quien luchar su guerra santa.

En Medio Oriente hay voces disidentes, reformistas que buscan darle un enfoque moderno al Islam, ¿pero saben qué les pasa si lo hacen en un país de la zona que esté gobernado bajo la Ley Sharia (la forma de aplicar la visión ortodoxa del Islam como ley)? Simple, lo matan. Y estamos hablando no de ISIS, no de grupos terroristas, sino de regímenes de gobierno, de formas de gobierno que se ponen aún en práctica.

Así que, por favor, no se debe dejar que el miedo a la locura religiosa lleve a nuestra sociedad a caer en lo mismo. Esto ya se vivió, pero con los papeles invertidos, y no llevó a nada bueno. La fe de los terroristas no los hace fuertes, la falta de una predominancia religiosa cristiana en Europa no los ha hecho débiles (todo lo contrario).

Recuerden que un terrorista islámico extremista da su vida porque cree que libra una guerra santa y que si por esa causa muere, irá al «cielo» donde lo estarán esperando 71 vírgenes sólo para él (sí, así es, ESTÁN CONVENCIDOS DE ELLO). Y ese es el concurso de «cierro mis ojos y grito el nombre de mi dios más fuerte que el de mi enemigo» al que ya algunos cristianos fanáticos los están invitando, ustedes saben si le entran; nada más recuerden que si viven en una zona que, a pesar de sus problemas, es millones de veces más estable que Oriente Medio, es porque ya se superó el complejo de querer meter a dios en el gobierno y hasta en la sopa y mejor se ha dejado que cada quien lo lleve a las áreas que guste DE SU VIDA PRIVADA.

Amén y gracias a quien lo haya leído completo.

P.D. Les dejo la siguiente imagen, recuperada de redes sociales, aclarando que en donde dice «tierra atea», igual podría decir «tierra laica» o «tierra secular»; porque el chiste no es insinuar que la religión es mala, pero llevarla de nuevo al poder donde, por el aprendizaje de generaciones, se le había retirado, es ir en reversa en una dirección que nuestros antepasados ya habían comprobado que NO FUNCIONA.

Santo-ateo